La epilepsia es un trastorno neurológico que se caracteriza por la actividad cerebral anormal, lo que provoca convulsiones, períodos de comportamientos o sensaciones inusuales y, a veces, pérdida de conciencia. Cualquier persona puede desarrollarla y afecta tanto a hombres como a mujeres de todas las edades, razas u orígenes étnicos. Aproximadamente, 65 millones de personas en todo el mundo padecen de esta patología.
Cada año, en el segundo lunes de febrero, se celebra el Día Internacional de la Epilepsia con el objetivo de educar a la población sobre la enfermedad y mejorar la calidad de vida de las personas que la padecen. Se piden mejores políticas públicas, servicios de salud y una mayor inversión en investigación para desarrollar nuevos tratamientos más efectivos y menos invasivos.
Los síntomas de las convulsiones pueden variar ampliamente y para determinar un diagnóstico de epilepsia se requieren al menos dos convulsiones no provocadas. Los médicos clasifican las convulsiones como focales o generalizadas en función de cómo comienza la actividad cerebral anormal y también se utiliza la clasificación clínica basada en los síntomas y la apariencia de las convulsiones.
El tratamiento de la epilepsia depende de factores como la frecuencia y gravedad de las convulsiones, edad, estado de salud general y otros problemas médicos subyacentes. En la mayoría de los casos, se prescribe medicación antiepiléptica para controlar las convulsiones, pero en algunos casos, la cirugía o terapias como la estimulación eléctrica profunda del nervio vago pueden ser efectivas.
Es importante destacar que la epilepsia no es curable, pero con el tratamiento adecuado, la mayoría de las personas con epilepsia pueden controlar sus convulsiones y tener una vida plena y activa. El apoyo de familiares y amigos, así como el acceso a información y recursos, es fundamental para las personas con epilepsia.
Tipo de epilepsia
Convulsiones focales
Las convulsiones que aparentemente se producen a causa de actividad normal en una sola parte del cerebro se denominan «convulsiones focales (parciales)». Estas convulsiones se agrupan en dos categorías:
- Convulsiones focales sin pérdida del conocimiento. Estas convulsiones, antes llamadas «convulsiones parciales simples», no causan pérdida del conocimiento. Pueden alterar las emociones o cambiar la manera de ver, oler, sentir, saborear o escuchar. También pueden provocar movimientos espasmódicos involuntarios de una parte del cuerpo, como un brazo o una pierna, y síntomas sensoriales espontáneos como hormigueo, mareos y luces parpadeantes.
- Convulsiones focales con alteración de la conciencia. Estas convulsiones, antes llamadas «convulsiones parciales complejas», comprenden pérdida del conocimiento o conciencia, o un cambio en ellos. Durante una convulsión parcial compleja, puedes mirar fijamente en el espacio y no responder a tu entorno o realizar movimientos repetitivos, como frotarte las manos, mascar, tragar o caminar en círculos.
Los síntomas de las convulsiones focales pueden confundirse con otros trastornos neurológicos, como migraña, narcolepsia o enfermedades mentales. Se deben realizar análisis y un examen minucioso para distinguir la epilepsia de otros trastornos.
Convulsiones generalizadas
Las convulsiones que aparentemente se producen en todas las áreas del cerebro se denominan convulsiones generalizadas. Existen seis tipos de convulsiones generalizadas.
Las crisis de ausencia, previamente conocidas como convulsiones petit mal, a menudo ocurren en niños y se caracterizan por episodios de mirada fija en el espacio o movimientos corporales sutiles como parpadeo o chasquido de los labios. Pueden ocurrir en grupo y causar una pérdida breve de conocimiento.
- Crisis tónicas. Las crisis tónicas causan rigidez muscular. Generalmente, afectan los músculos de la espalda, brazos y piernas, y pueden provocar caídas.
- Crisis atónicas. Las crisis atónicas, también conocidas como convulsiones de caída, causan la pérdida del control muscular, que puede provocar un colapso repentino o caídas.
- Crisis clónicas. Las crisis clónicas se asocian con movimientos musculares espasmódicos repetitivos o rítmicos. Estas convulsiones generalmente afectan el cuello, la cara y los brazos.
- Crisis mioclónicas. Las crisis mioclónicas generalmente aparecen como movimientos espasmódicos breves repentinos o sacudidas de brazos y piernas.
- Crisis tonicoclónicas. Las crisis tonicoclónicas, previamente conocidas como convulsiones de gran mal, son el tipo de crisis epiléptica más intenso y pueden causar pérdida abrupta del conocimiento, rigidez y sacudidas del cuerpo y, en ocasiones, pérdida del control de la vejiga o mordedura de la lengua.
Causas de la epilepsia
La epilepsia no tiene una causa identificable en casi la mitad de las personas que padecen la enfermedad. En la otra mitad de los casos, la enfermedad puede producirse a causa de diversos factores, entre ellos:
- Influencia genética. Algunos tipos de epilepsia, que se clasifican según el tipo de convulsión que se padece o la parte del cerebro que resulta afectada, son hereditarios. En estos casos, es probable que haya influencia genética. Los investigadores han asociado algunos tipos de epilepsia a genes específicos, pero, en la mayoría de los casos, los genes son solo una parte de la causa de la epilepsia. Algunos genes pueden hacer que una persona sea más sensible a las condiciones ambientales que desencadenan las convulsiones.
- Traumatismo craneal. Un traumatismo craneal como consecuencia de un accidente automovilístico o de otra lesión traumática puede provocar epilepsia.
- Enfermedades cerebrales. Las enfermedades cerebrales que dañan el cerebro, como los tumores cerebrales o los accidentes cerebrovasculares, pueden provocar epilepsia. Los accidentes cerebrovasculares son la causa principal de epilepsia en adultos mayores de 35 años.
- Enfermedades infecciosas. Las enfermedades infecciosas, como meningitis, sida y encefalitis viral, pueden causar epilepsia.
- Lesiones prenatales. Antes del nacimiento, los bebés son sensibles al daño cerebral que puede originarse por diversos factores, como una infección en la madre, mala nutrición o deficiencia de oxígeno. Este daño cerebral puede provocar epilepsia o parálisis cerebral infantil.
- Trastornos del desarrollo. A veces, la epilepsia puede estar asociada a trastornos del desarrollo, como autismo y neurofibromatosis.
Tratamiento médico para la epilepsia
El tratamiento con medicamentos o, en ocasiones, la cirugía pueden controlar las convulsiones en la mayoría de las personas que tienen epilepsia. Algunas personas requieren tratamiento de por vida para controlar las convulsiones, sin embargo, en otros casos, las convulsiones eventualmente desaparecen. Algunos niños con epilepsia pueden superar la enfermedad con la edad.
Aun así, se recomienda buscar ayuda médica inmediata en cualquiera de los siguientes casos:
- La convulsión dura más de cinco minutos.
- La respiración o el conocimiento no retornan una vez que termina la convulsión.
- Se produce una segunda convulsión de inmediato.
- Tienes fiebre alta.
- Sufres agotamiento por calor.
- Estás embarazada.
- Tienes diabetes.
- Sufriste una lesión durante la convulsión.