Ramón Hermes Acuña (hoy de 79 años) y María Dolores Junco (de 35 años al momento de su muerte) estaban en pareja desde hacía un año. Según testigos, él era muy posesivo con ella, la celaba por su belleza y su juventud. Estaba obsesionado por saber qué hacía y con quién estaba cada vez que salía de la casa que ambos compartían en Isidro Casanova, partido de La Matanza, Bs As.
No solo la bombardeaba con mensajes de WhatsApp para pedirle explicaciones, sino que también la seguía con el auto. Dolores estaba cansada de su comportamiento obsesivo y hasta se había planteado dejarlo. Las discusiones no cesaban, pero él siempre le pedía perdón, le decía que no podía vivir sin ella y se reconciliaban.
El día que todo terminó para María Dolores
El 15 de septiembre de 2020, ocurrió algo distinto. Dolores se sintió tan maltratada luego de una feroz discusión que no cedió ante sus pedidos de disculpas y mucho menos a tener relaciones sexuales. La reacción de Hermes Acuña fue desmedida: Mató a su pareja 40 años menor que él con 20 puñaladas, de las cuales 14 fueron en el cuello. Luego de eso intentó suicidarse.
A raíz de lo ocurrido, Acuña fue a juicio, confesó y aceptó su culpabilidad. Sin embargo, el 22 de febrero de 2022, el TOC N°1 de La Matanza, conformado por los jueces Alfredo Drocchi, Matías Rouco y Andrea Schiebeler, lo declaró inimputable y dispuso su excarcelación.
Declararon al asesino inimputable pero... Fué a un neuropsiquiátrico?
No obstante, tres meses después, la Sala I de la Cámara de Apelaciones y Garantías de La Matanza, presidida por el juez Gerardo Lucio Frega, hizo lugar a un planteo presentado por el fiscal Alfredo Luppino para que se revoque el sobreseimiento, se haga nula la excarcelación y se realice un nuevo juicio para determinar si debe ser internado en un centro neuropsiquiátrico.
Este lunes 13 de febrero, la Sala I, integrada por los jueces Lucía Pacheco y Arturo Gavier, finalmente decidió que Acuña realice un tratamiento ambulatorio con un veredicto absolutorio. Es decir, no será internado en un centro neuropsiquiátrico, pero deberá presentar cada seis meses un informe de seguimiento y se le prohibió acercarse a la familia de la víctima.
Polémica e disconformidad
El caso ha generado polémica y ha llevado a cuestionar el sistema judicial, ya que algunos consideran que la decisión de declarar inimputable a Acuña y permitir su excarcelación fue demasiado benevolente dadas las circunstancias del caso y la gravedad del delito cometido.
La familia de Dolores Junco ha manifestado su disconformidad con la decisión de la justicia y ha pedido que se haga justicia por la víctima. Mientras tanto, el caso de Ramón Hermes Acuña y María Dolores Junco sigue siendo un triste ejemplo de la violencia de género y la necesidad de seguir trabajando en la prevención y el combate de este tipo de delitos.
Relación Tóxica entre Ramón Hermes y María Dolores
A pesar de que Dolores y su femicida convivían hace menos de un año y ella tenía escaso contacto con la familia de él, los hijos y los nietos de Hermes Acuña le tenían mucho cariño y se referían a ella como “Maru”.
Se llevaban 42 años y de acuerdo a las pericias mantenían una relación muy particular. “Una de las psiquiatras, que fue la más dura y dijo que Acuña debía permanecer internado en un neuropsiquiátrico, notó que era el típico caso de un hombre mayor de edad que buscaba satisfacciones sexuales en una mujer más joven a cambio de brindarle a ella ayuda económica para sus hijos”. Para Herrera, “eso llevó a Dolores a un claro sometimiento y él la empezó a sentir como de su propiedad”.
“El día del hecho ya venían discutiendo del día anterior y como ella no quiso satisfacer sus instintos sexuales, él la acuchilló hasta matarla. Quería tener relaciones todo el tiempo y ella no. La volvió loca. Y eso hasta lo reconocieron los propios familiares de Hermes Acuña en el juicio”, recordó el abogado.
Los gritos de Dolores, mientras moría desangrada, fueron escuchados por la empleada de limpieza que trabajaba en la casa de Hermes Acuña al momento del hecho. La mujer, cuando acudió a auxiliarla a la habitación, se encontró con la víctima sobre la cama, con heridas en la garganta y con Acuña tirado en el piso, con heridas que se había inflingido a él mismo.
Cuando los efectivos de la Comisaría Cuarta de San Alberto Oeste arribaron al domicilio, constataron que Dolores había fallecido. Los médicos forenses contaron luego once puñaladas. Mientras que Hermes Acuña fue trasladado de urgencia al hospital Paroissien, donde se repuso de sus heridas y luego fue alojado en la Unidad Penal de Melchor Romero -reservada para internos con condiciones psiquiátricas- hasta que lo liberaron el 22 de febrero del año pasado.
Finalizados los alegatos del último proceso, el imputado formuló sus últimas palabras, en las cuales admitió haber cometido el hecho y le pidió disculpas a la familia de Juncos. Aseguró que no la quiso matar y que no sabe por qué lo hizo.
Fuente: Infobae.