Todos los inviernos la misma historia, lamentable. Noticias que uno quisiera nunca dar. “Tragedias” de familia hacinadas intentando preservarse del frío. Personas en situación de calle congeladas. Aulas heladas. Madres que gastan gran parte de sus ingresos en calefaccionar sus casas. Familias sin techo haciéndole frente al viento helado que se cuela por chapas y plásticos.
Este año, otra vez, las enfermedades, el frío y el hacinamiento son un combo peligroso, fatal muchas veces.
Diez personas viviendo en una casa pequeña de barrio en Merlo.
Esta es la historia de una familia hacinada entre cuatro paredes, una casa humilde en el barrio Rosedal de Merlo (San Luis), que está conformada por dos mujeres adultas (la abuela con Alzheimer y la madre cardiópata con secuelas de un ACV), 5 niñas (de 4 a 15 años), de los cuales la más pequeñas es también cardiópata, 1 bebé (de 2 años) y 2 adultos (Silvana y su marido).
“Nosotros somos una familia numerosa. Yo vivo con mis hijos, mi pareja, mi mamá, mi abuela, todos en una casa pequeña”, dijo Silvana preocupada por la situación.
El papá, quién trae el pan a la casa, hace “changas” en diferentes lugares para poder sostener a esta familia numerosa. Sin embargo, si bien están construyendo una piecita y un baño más en el fondo de la casa no les alcanza para terminarla.
“Estamos queriendo construir atrás pero no nos está ayudando lo económico, lamentablemente son tiempos duros, más cuando somos muchos. Queremos salir adelante y construir, pero hoy en día se hace muy difícil”, agregó Silvana.
Los espacios son muy reducidos, la cocina es muy pequeña y cabe solo una persona. En el comedor apenas entra una mesa con 4 sillas, donde se tienen que turnar para comer, hacer las tareas o calentar el cuerpo con alguna infusión. Sólo tienen dos piezas pequeñas donde duermen todos juntos, compartiendo camas y en distancias muy cercanas, lo cual perjudica a la salud de las personas vulnerables, tanto a las mujeres mayores como a Abril, la pequeña que sufre una cardiopatía crónica. Del baño, ni hablar, es solo uno y muy chiquito, por lo que podrán imaginarse la odisea a la hora de bañarse o hacer sus necesidades, recordemos que son 10 (8 femeninos y 2 masculinos).
“Nos está faltando, para terminar una piecita en el fondo para mi mamá y mi abuela, el techo y aberturas. Tenemos algo pero no lo podemos terminar”, dijo Silvana.
Además, la abuela de los niños, tuvo un ACV hace un año, y nos contó que, si bien le siguen manteniendo el trabajo para cuando se recupere, no le pagan. Tiene que colocarse un stent y tomar nueve pastillas diarias. Por lo que tanto los medicamentos como el tratamiento son muy costosos y no logran afrontar tantos gastos.
“Fuí a hablar al trabajo de mi mamá y me dijeron que cuando tenga el alta comenzaría a cobrar por su trabajo. Sin embargo, los doctores no me quieren dar el alta porque ella apenas puede mover sus piernas y brazos, se traslada con mucha dificultad”, dijo Silvana.
El ambiente familiar es un caos.
Cuando una vivienda presenta hacinamiento, sus ocupantes tienen mayor riesgo de sufrir ciertas problemáticas como violencia doméstica, desintegración familiar, bajo rendimiento escolar, entre otros.
“Cuando las más chicas quieren hacer las tareas del colegio terminan peleando con las más grandes, quienes son adolescentes y desean tomar mate en la mesa mientras charlan con sus amigas. Terminan todas discutiendo y peleando por permanecer en el espacio”, dijo Silvana.
“Además, el ambiente es muy tenso, con muchos niños pequeños y una persona mayor con Alzheimer es muy difícil permanecer todos juntos en esta casa pequeña. Apenas podemos movernos”, agregó.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), define el hacinamiento como la “condición donde el número de ocupantes exceda la capacidad de espacio de vivienda”; el indicador: 3 personas o más viviendo en una misma habitación.
La Salud y el Hacinamiento.
Este lugar es el caldo de cultivo para las enfermedades crónicas donde los virus se mueven como peces en el agua.
“Cuando se enferman es otro problema. Hace unos días el más chiquito de 2 años comenzó con tos, luego pasó a la de 9 años, hoy la de 14 años no fué al colegio porque tenía mucha tos y fiebre. Se contagian rápidamente en este ambiente pequeño y encerrados por el frío”, dijo Silvana.
“Abril es cardiópata, tiene problemas en el corazón, y tenemos que cuidarla para que no se enferme”, agregó.
Además, la OMS ha encontrado relaciones entre el hacinamiento y la salud, donde las enfermedades respiratorias, gastrointestinales y de salud mental se reflejan en estrés, ansiedad y baja calidad del sueño. Teóricos en psicología han encontrado que vivir sobrepobladamente, interfiere con el desarrollo de la conducta, donde el control cognitivo, de comportamiento y sobre la toma de decisión se ve alterado, además de otros efectos en la conducta social, por lo que vivir en hacinamiento podría dejar secuelas permanentes.
Solidaridad y Ayuda YA.
Esta familia requiere ayuda y contención urgente. Necesita contar con los materiales para terminar de construir y liberar un poco el espacio en el que viven en condiciones de hacinamiento. El papá sabe de construcción y puede terminar la habitación ya comenzada, pero actualmente no cuentan con recursos económicos para comprar los materiales. Apenas pueden cubrir las necesidades básicas de alimentos y algunos medicamentos.
“Necesitamos urgente terminar la habitación del fondo y otro bañito para liberar un poco más de espacio”, dijo Silvana.
Si alguien desea colaborar puede escribirnos AQUÍ y lo pondremos en contacto con esta familia.
Nota y Audio: SLN. Foto: Representativa.